Hubo un tiempo en el que la zona alta de la ciudad de Segovia no tenía fácil acceso al agua.
Para poder conseguirla, los habitantes tenían que realizar un gran recorrido para poder traer el agua de las fuentes en la zona exterior de la ciudad.
Una joven criada, tenía que llevar cada día agua a la casa en que servía en lo alto de la ciudad, para lo que tenía que bajar a cuestas con el cántaro a la zona baja donde se situaba la fuente, para luego hacer el camino de subida con el cántaro lleno.
Un día la joven criada, sumida en la desesperación a mitad de camino, exclamó en alto: " Daría lo que fuera porque el agua llegara sola a las puertas de la ciudad
para no tener que volver nunca a recorrer este camino". Entonces una voz melodiosa tras ella le respondió: ¿Estás segura que darías cualquier cosa a cambio de que el agua a las puertas de la ciudad?". La joven se dió la vuelta asustada y se encontró con un hombre apuesto, al que respondió que sin dudarlo ni un momento, ya que eran pocas las pertenencias que tenía que pudieran interesar al hombre.